HAZME TUYA

Sólo tu cara tengo en el pensamiento... No duermo por las noches y paso el día rezando a la imagen que tan sólo en los recuerdos puedo ver. Es tanto el dolor que siento al no tenerte a mi lado que muero poco a poco y en silencio. Cada respiración sin tu presencia es uno más de los minutos que tu lejanía resta a mi vida. Y me quisiste tanto durante esas noches... Casi tanto como en uno sólo de los segundos de mi vida puedo llegar a adorarte yo a ti. Una sóla de las miradas que rechazaba a otras y me regalabas daba el aire necesario para todo un día de espera. La noche llegaría y volvería a gozar de las maravillas de tu cuerpo; a la caída del sol no habría nadie alrededor y podría renacer en el paraíso con la dote de tus labios. Es tan hermoso que sangran mis ojos al querer mirarte y mi voz no es más que un eco en la distancia que nos separa. Aún noto tus besos sobre mi piel, tus manos acariciando mi pelo, tu voz susurrando mi nombre... sólo el mío.

¡Ay, vida que me falta y muerte que me espera sin tu presencia! ¡Cuán largo es el día sin tus palabras y cuán larga es la noche si no te tengo! Lloro a escondidas del mundo y marchito en presencia de todos tan sólo al recordar tus ojos, dos piedras preciosas que me salvarían del infierno eterno que soporto. Te extraño tanto que ni los sueños en los que te encuentro pueden calmar la sed que siento. Perseguía el olvido al encontrarte y no he hallado más que la desesperación del que encuentra lo maldito. El orgullo de ser libre se ha transformado en una vergüenza y mi corazón pide a gritos el estado de cautiva. Ya no concibo el mundo si no es cogida de tu mano, si no es a través de tus palabras.

¿Qué he de hacer para volver a sentirte amor? ¿Cuánta vida he de derramar para pagar mi orgullo? ¿Es Cupido el que oculta tu rostro a mis llantos o es así como me haces pagar el desprecio que te tenía?
Haz que tu voz me proteja y seré tuya como tuyo es ya todo el valor de mi vida; como ya son tuyas mis sonrisas, mis palabras, mi aire,... Hazme tuya igual que el tiempo a los suspiros que te lanzo. Haz de mi vida a tu lado un capricho y transformaré la muerte que me consume en la luz que te despierte cada mañana, en el aire que infle tu pecho y en tu reserva de alegría si en algún momento lo necesitaras. Hazme tuya y seré tu dolor si así lo quieres, tu valor si no lo encuentras o tus palabras si te vence el silencio. Hazme tuya y no seré nada ni nadie si es así como lo deseas...

© Victoria Gómez